Entre racionalidad y racionalización hay distinciones evidentes, lo que no significa que no posean puntos de encuentro, principalmente en su origen. Es en el desarrollo de ambas, donde se distancian convirtiéndose en antagónicas.
Según lo leído en el texto de Morín, racionalidad es el juego dialógico incesante entre nuestro espíritu (y sus estructuras lógicas) y la realidad misma. Esta racionalidad, que es inherente al ser humano, trata de comprender y de entregarle significado y sentido lógico a la realidad, que es externa e inasible en cuanto a su sustancia. La racionalidad no se concibe como negativa, siempre y cuando se reconozca la imposibilidad que tiene la razón humana de acceder a los absolutos. El hombre, mediante sus atributos racionales lógicos, tiene que asumir las contradicciones, las paradojas, las subjetividades, es decir, las múltiples complejidades que pueden aparecer como barreras al desarrollo de su pensamiento lógico, principalmente en las ciencias humanas. En este sentido, cobra mucha coherencia la milenaria idea de que a medida que el hombre avanza en certezas, genera inevitablemente una serie de incertidumbres.
Por otro lado, la racionalización sería, a mi entender, la “pérdida de humildad del hombre” (científicos) en cuanto a su posibilidad de acceder al conocimiento del mundo real. Creyendo en la objetividad y perfección de sus conceptualizaciones y métodos, desecha, minimizando y simplificando, todo tipo de contradicciones o ideas alternativas porque escapan a las concepciones y regularidades exigidas por sistemas coherentes, perfectos e infalibles que permiten predecir eventos futuros. Claramente, el mundo de la ciencia teme a la llegada de nuevos descubrimientos que puedan poner en tela de juicio cualquier idea o realidad tenida por cierta y objetiva.
Para evitar el “delirio de la coherencia lógica absoluta”, el hombre, sin dejar de lado la racionalidad, debe someter sus ideas, leyes y certezas a una constante autocrítica basada en la experiencia, dejando que las contradicciones y cualquier tipo de incomprensibilidad de la realidad se manifiesten sin ser desechadas a priori. Recordemos que la creación de cualquier concepto, por muy científico que se considere, nace de un consenso (humano). Por tanto, estas estructuras lógicas que permiten el conocimiento de lo real, son externas a la compleja realidad sustancial del objeto o sujeto en cuestión.
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