1. Capacitat d’anàlisi i de crítica fonamentada,
tècnicament i ètica, de models i experiències d’avaluació educativa, així com
de la seva comunicació pública a diversos tipus d’audiències
En torno a las pruebas PISA
¿Será posible que mediante los
resultados emanados de las pruebas PISA, los estados se sientan presionados por
cambiar sus prácticas y políticas educativas solo para formar parte del selecto
grupo de países que conforman la OCDE? Recordemos que PISA se preocupa
rigurosamente de recoger el estado en que se encuentran los aprendizajes de
estudiantes de 15 años por medio de pruebas competenciales de Lectura,
Matemáticas y Ciencias, dejando de lado competencias que el mercado no
considera dignas de ser medidas y mejoradas.
“PISA recoge, si bien con menos rigor muchas veces, muchísima
información sobre las características de los estudiantes, las de sus familias y
las de los centros. Los alumnos responden a un cuestionario sobre sí mismos y
sobre sus familias. Los directores de los centros proporcionan información
acerca del tamaño de los mismos, de las políticas de selección de alumnos, de
las relaciones alumnos profesor, de las estrategias de apoyo o ayuda a los alumnos
con dificultades de aprendizaje, etc.” (Carabaña, 2008)
Si bien PISA afirma recoger
información cualitativa y del contexto en el que se enmarcan las mediciones, a
mi parecer, lo hace solamente para saber cómo se pueden mejorar los contextos y
las políticas para subir el nivel de acreditación en las competencias que a la
OCDE le interesan: Lectura, Matemáticas y Ciencias. Así, puedo apreciar que para
estos paladines al rescate de la educación no les preocupan competencias
asociadas a las humanidades y a la expresión artística. En Chile, en los
últimos años se ha experimentado un retroceso en cuanto a horas lectivas en
asignaturas como filosofía, artes y educación musical, como si éstas no fueran
parte importante de la formación de un niño, un futuro ciudadano. Joaquín Lavín,
uno de los últimos ministros de educación, continuó con la misma práctica y en
el año 2010 anunciaba una reforma que conllevaría una mejora en las pruebas
tanto internacionales como internas. Más horas de Matemáticas y de Lengua, lo
que no me parece en ningún sentido descabellado, pero al hacerlo en desmedro de
horas lectivas de Historia y Ciencias Sociales, queda en evidencia que lo que
se quiere conseguir con el sistema educativo es un consumidor y trabajador
eficiente que pueda entender instrucciones y realizar procedimientos
matemáticos pulcros y sin errores (cuerpos y mentes dóciles), y no posibilitar
la generación de ciudadanos informados y críticos que puedan pensar y crear una
sociedad más honesta y justa.
“… numerosos literatos que exhiben con impúdico orgullo su
analfabetismo científico mientras lamentan la enajenación científica de un
mundo que se aleja de las humanidades” (Carabaña, 2008)
Lo anteriormente expuesto no
quiere decir que no se deban hacer mediciones de nivel competencial, sino que
no se deben hacer pensando en objetivos puramente instrumentales que estén al
servicio del mantenimiento y profundización de un sistema económico internacional
en crisis de legitimidad. Cabe preguntarse en este sentido por quienes son los
actores que participan en el levantamiento de las competencias que se les piden
a los estados para poder acceder a un sitial en las grandes ligas de la
economía mundial. Por lo menos en la institución donde trabajo (enfoque por
competencias), las competencias que los estudiantes deben lograr son levantadas
principalmente por agentes del mundo empresarial e ingenieril, donde los
profesores y la comunidad brillan por su ausencia.
Antes de hacer cambios y reformas
en el curriculum de los países siguiendo los ejemplos o exigencias de la OCDE y
sus secuaces (FMI-BM), éstos se deben preguntar sinceramente en qué es lo
quieren conseguir con la educación formal, si crear mano de obra para el
mercado laboral, o bien posibilitar mediante el sistema educativo ciudadanos
críticos, autónomos, solidarios y democráticos. Pero PISA deja clara su visión de futuro con
respecto a sus proyecciones, “el rendimiento de los mejores estudiantes de
un país en matemáticas y materias afines puede tener implicaciones para el
papel que el país pueda desempeñar en el sector de tecnología avanzada de
mañana y para su competitividad internacional” (Carabaña, 2008) Según esta cita del
informe Pisa de 2005 para España percibo la notable diferencia entre los
conceptos de competencia y competitividad. ¿Quiénes no entren en esta
competencia competitiva se alejarán aún más de los beneficios que genera el
desarrollo y la innovación tecnológica y científica?
Carabaña propone modos de hacer
frente a los resultados de PISA para España. “Debemos, pues, mejorar, y PISA deja claro que podemos. Pero también
nos enseña que la vía de la imitación está agotada. Parece que debemos
abandonar la querencia irracional de las sendas ya transitadas e irnos abriendo
nuestros propios caminos a base de ensayo, error, buen juicio y discusión
racional.” (Carabaña, 2008)
Pero me gustaría ir un poco más
allá y plantear que no se trata sólo de mejorar resultados, sino que también de
cuestionarse con respecto a los objetivos revelados o por develar de los
organismos internacionales que están detrás de estas mediciones que no hacen
sino exacerbar las presiones y exigencias del mundo desarrollado hacia las
economías más débiles. ¿Si no se hacen estos cuestionamientos es posible que
haya una autodeterminación de los estados, decidiendo democráticamente y de
forma transparente los caminos a seguir para lograr no solo la mejora de los resultados
de mediciones, sino que del sistema educativo y de la sociedad en su conjunto?
Bibliografía
Carabaña, J. (2008). Las diferencias entre países y
regiones en las pruebas PISA. Madrid.
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