viernes, 17 de febrero de 2012

Los resultados del proyecto PISA

1. Capacitat d’anàlisi i de crítica fonamentada, tècnicament i ètica, de models i experiències d’avaluació educativa, així com de la seva comunicació pública a diversos tipus d’audiències




En torno a las pruebas PISA


¿Será posible que mediante los resultados emanados de las pruebas PISA, los estados se sientan presionados por cambiar sus prácticas y políticas educativas solo para formar parte del selecto grupo de países que conforman la OCDE? Recordemos que PISA se preocupa rigurosamente de recoger el estado en que se encuentran los aprendizajes de estudiantes de 15 años por medio de pruebas competenciales de Lectura, Matemáticas y Ciencias, dejando de lado competencias que el mercado no considera dignas de ser medidas y mejoradas.

“PISA recoge, si bien con menos rigor muchas veces, muchísima información sobre las características de los estudiantes, las de sus familias y las de los centros. Los alumnos responden a un cuestionario sobre sí mismos y sobre sus familias. Los directores de los centros proporcionan información acerca del tamaño de los mismos, de las políticas de selección de alumnos, de las relaciones alumnos profesor, de las estrategias de apoyo o ayuda a los alumnos con dificultades de aprendizaje, etc.” (Carabaña, 2008)

Si bien PISA afirma recoger información cualitativa y del contexto en el que se enmarcan las mediciones, a mi parecer, lo hace solamente para saber cómo se pueden mejorar los contextos y las políticas para subir el nivel de acreditación en las competencias que a la OCDE le interesan: Lectura, Matemáticas y Ciencias. Así, puedo apreciar que para estos paladines al rescate de la educación no les preocupan competencias asociadas a las humanidades y a la expresión artística. En Chile, en los últimos años se ha experimentado un retroceso en cuanto a horas lectivas en asignaturas como filosofía, artes y educación musical, como si éstas no fueran parte importante de la formación de un niño, un futuro ciudadano. Joaquín Lavín, uno de los últimos ministros de educación, continuó con la misma práctica y en el año 2010 anunciaba una reforma que conllevaría una mejora en las pruebas tanto internacionales como internas. Más horas de Matemáticas y de Lengua, lo que no me parece en ningún sentido descabellado, pero al hacerlo en desmedro de horas lectivas de Historia y Ciencias Sociales, queda en evidencia que lo que se quiere conseguir con el sistema educativo es un consumidor y trabajador eficiente que pueda entender instrucciones y realizar procedimientos matemáticos pulcros y sin errores (cuerpos y mentes dóciles), y no posibilitar la generación de ciudadanos informados y críticos que puedan pensar y crear una sociedad más honesta y justa.

“… numerosos literatos que exhiben con impúdico orgullo su analfabetismo científico mientras lamentan la enajenación científica de un mundo que se aleja de las humanidades” (Carabaña, 2008)
Lo anteriormente expuesto no quiere decir que no se deban hacer mediciones de nivel competencial, sino que no se deben hacer pensando en objetivos puramente instrumentales que estén al servicio del mantenimiento y profundización de un sistema económico internacional en crisis de legitimidad. Cabe preguntarse en este sentido por quienes son los actores que participan en el levantamiento de las competencias que se les piden a los estados para poder acceder a un sitial en las grandes ligas de la economía mundial. Por lo menos en la institución donde trabajo (enfoque por competencias), las competencias que los estudiantes deben lograr son levantadas principalmente por agentes del mundo empresarial e ingenieril, donde los profesores y la comunidad brillan por su ausencia.

Antes de hacer cambios y reformas en el curriculum de los países siguiendo los ejemplos o exigencias de la OCDE y sus secuaces (FMI-BM), éstos se deben preguntar sinceramente en qué es lo quieren conseguir con la educación formal, si crear mano de obra para el mercado laboral, o bien posibilitar mediante el sistema educativo ciudadanos críticos, autónomos, solidarios y democráticos.  Pero PISA deja clara su visión de futuro con respecto a sus proyecciones, “el rendimiento de los mejores estudiantes de un país en matemáticas y materias afines puede tener implicaciones para el papel que el país pueda desempeñar en el sector de tecnología avanzada de mañana y para su competitividad internacional (Carabaña, 2008) Según esta cita del informe Pisa de 2005 para España percibo la notable diferencia entre los conceptos de competencia y competitividad. ¿Quiénes no entren en esta competencia competitiva se alejarán aún más de los beneficios que genera el desarrollo y la innovación tecnológica y científica?

Carabaña propone modos de hacer frente a los resultados de PISA para España. “Debemos, pues, mejorar, y PISA deja claro que podemos. Pero también nos enseña que la vía de la imitación está agotada. Parece que debemos abandonar la querencia irracional de las sendas ya transitadas e irnos abriendo nuestros propios caminos a base de ensayo, error, buen juicio y discusión racional.” (Carabaña, 2008)

Pero me gustaría ir un poco más allá y plantear que no se trata sólo de mejorar resultados, sino que también de cuestionarse con respecto a los objetivos revelados o por develar de los organismos internacionales que están detrás de estas mediciones que no hacen sino exacerbar las presiones y exigencias del mundo desarrollado hacia las economías más débiles. ¿Si no se hacen estos cuestionamientos es posible que haya una autodeterminación de los estados, decidiendo democráticamente y de forma transparente los caminos a seguir para lograr no solo la mejora de los resultados de mediciones, sino que del sistema educativo y de la sociedad en su conjunto?

Bibliografía

Carabaña, J. (2008). Las diferencias entre países y regiones en las pruebas PISA. Madrid.

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